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Meditaciones Cuaresmales 2023

En este tiempo de Cuaresma, Episcopal Relief and Development – La Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo, le invita a unirse a nosotros mientras meditamos sobre el mandamiento de amar al prójimo y considerar el significado de esta instrucción en nuestra vida cotidiana.

La reverenda Robin Denney, párroca y antigua misionera centrada en el desarrollo agrícola en Liberia y Sudán del Sur, escribió las meditaciones de este año. Las reflexiones de Robin son conmovedoras y personales, y desafían al lector a considerar la pregunta: “¿Quién es mi prójimo?”.

26 febrero al 4 marzo: Responsabilidad y tentación

Estamos llamados a cuidar la creación. ¿Cómo superamos la tentación de poner la creación al servicio de nuestras necesidades?

Primer domingo de Cuaresma, 26 de febrero

¡Bienvenido a la primera semana de Cuaresma!

Cada domingo, le enviaremos una reflexión que podrá utilizar como recurso para llevar un diario o para profundizar el aprendizaje durante la semana. También puede utilizar el video y las notas de esta reflex- ión con un grupo de amigos o un grupo de la iglesia para reflexionar sobre los temas de esta semana de las meditaciones diarias y las lecturas del leccionario dominical.

Tema: En nuestras lecturas del leccionario dominical de esta semana, y en las reflexiones diarias, consideraremos el tema: La responsabilidad y la tentación, así como el cuidado de la creación.

Lecturas del leccionario dominical:

  • Génesis 2:15-17; 3:1-7
  • Romanos 5:12-19
  • Mateo 4:1-11
  • Salmo 32

Este video cuenta la historia de un grupo de agricultores rurales de Nicaragua que aprendieron nuevas formas de ayudar a aliviar el hambre y acabar con la pobreza en sus comunidades. Las personas que aparecen en este video están experimentando un clima más caótico e imprevisible, lo que afecta su capacidad para sobrevivir como pequeños agricultores. Un agricultor dijo: “Estamos viendo la confusión en las propias plantas”. Están construyendo la resiliencia no sólo a partirde nuevas técnicas agrícolas, sino también a través de su fe. Los agricultores hablaron de la llamada de Dios a cuidar la tierra y de cómo las escrituras y la confianza en Dios son también herramientas esenciales en la agricultura.

Preguntas de reflexión:

  • Qué le llamó la atención en el video? ¿Por qué?
  • ¿Cómo responde el video a la pregunta “¿Quién es mi prójimo?
  • Ante las dificultades puede existir la tentación de rendirse.
    • ¿A qué fuentes de fuerza recurren los agricultores para desarrollar su capacidad de recuperación? ¿A qué recursos tienen acceso los agricultores?
    • ¡Trate de encontrar al menos diez puntos fuertes o recursos!
  • Los agricultores hablaron de su responsabilidad hacia la creación.
    • ¿Qué considera usted como su responsabilidad hacia la creación?
    • ¿Qué acción puede realizar hoy para ser un buen administrador de la tierra?
  • Los agricultores son muy conscientes de las Hay un tiempo para labrar, plantar, arrancar malezas, esperar, cosechar. Participar en el trabajo de la creación, dedicar tiempo a la agricultura, a la jardinería o a la naturaleza nos ayuda a ser conscientes de los tiempos de Dios.
  • ¿Para qué es la temporada de la Cuaresma en su vida?
  • ¿Asumió alguna práctica cuaresmal?

Lunes, 27 de febrero

Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, y después estuvo hambriento. El tentador se acercó y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes”. Pero él respondió: “Está escrito: ´No sólo de pan se vive, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios´”.
— Mateo 4:1-4

En la oración del Señor, pedimos: “No nos dejes caer en la tentación”, pero es precisamente ahí donde el Espíritu Santo conduce a Jesús después de su bautismo. Después de una experiencia mística del favor de Dios, siendo nombrado el amado de Dios, Jesús se encuentra hambriento en el desierto. Esto me recuerda la historia de la Madre Teresa, sobre la que reflexionamos la semana pasada. Surge una verdad incómoda: Somos al mismo tiempo amados de Dios, llamados por Dios y también hambrientos, tentados y con dolor.

No puede ser un accidente que el ministerio de Jesús se forjara en el desierto. Jesús estaba hambriento, famélico, no sólo de comida sino también de libertad y justicia para su pueblo y de una renovación de la religión por el amor y la misericordia. Vencido por el hambre, el Tentador ofrece a Jesús una salida. Admite y reconoce lo que es más importante en este mundo: tener nuestros deseos satisfechos, tener el poder de liberar a la gente, mantener a la gente a salvo. Admita eso y podrá acabar con el dolor de este profundo anhelo. Ante la tentación, Jesús se aferra a Dios, poniendo el amor a Dios en el centro de su ser.

Ser amado por Dios es una invitación a dejar atrás nuestras identidades mundanas -nuestros trabajos, éxitos o relaciones- y a plantar en cambio nuestra identidad en la misericordia y la gracia de Dios. El ministerio de Jesús comenzó en el desierto, con su identidad plantada firmemente en Dios. La tentación no consiguió apartarlo, sino que quemó la ilusión de que cualquier otra cosa pudiera ser más importante, y estuvo listo para salir y proclamar: “¡Arrepentíos, el Reino de los Cielos se ha acercado!”

¿Qué tentaciones le alejan a usted de Dios? ¿A qué identidades se aferra más? ¿Le está invitando el Espíritu Santo a entrar en el desierto, o ya está allí? ¿Qué es lo que Dios le está llamando a dejar ir, o a que no se aferre tanto a ello (creencias, posesiones, identidades, arrepentimientos, relaciones, vocaciones), para que Dios pueda estar en su centro?

Martes, 28 de febrero

El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara.
— Génesis 2:15

La tentación de Adán y Eva comienza aquí, no con el árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios les dio un propósito, una responsabilidad, y es simple: “labrar y guardar”. En hebreo, la palabra “labrar” es también servir o ser siervo, y “guardar” es también proteger, salvaguardar y administrar. Adán y Eva olvidan su propósito como cuidadores de la creación. Dan la espalda a la responsabilidad en favor del egoísmo, la codicia y la envidia. Es una historia que conocemos demasiado bien en nuestras propias vidas y en nuestro mundo contemporáneo.

Estamos constantemente tentados a ver la creación como un recurso a explotar para nuestra comodidad y riqueza. Hemos elegido con nuestras acciones e inacciones personales y colectivas beneficiarnos a corto plazo mientras hipotecamos la vida de las generaciones futuras y del propio planeta. Es una verdad terrible y apremiante. Vemos sucesos con víctimas masivas, desplazamientos, conflictos, catástrofes y un futuro cada vez más incierto debido a un clima cambiante. Para vivir cada día bajo el peso de esta verdad insostenible, la compartimentamos. ¡Nos eximimos de la responsabilidad de actuar porque tenemos la tentación de pensar que el problema es demasiado grande. Pero Dios es el campeón de las causas sin esperanza!

Se inventan nuevas tecnologías. Una nueva generación nos inspira con su testimonio y acción. Organizaciones como Episcopal Relief & Development – Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo – están ayudando a los más afectados por el cambio climático a restablecer sus medios de vida y a mejorar su capacidad de recuperación, al tiempo que secuestran carbono y cuidan los ecosistemas. Pero incluso si se tratara de una causa totalmente desesperada, seguiríamos siendo llamados por Dios a ser servidores y administradores de la creación porque está en nuestras propias almas, la primera llamada de la humanidad.

¿La desesperanza le tienta a la inacción? ¿Cuándo se siente más esperanzado por nuestro mundo? ¿Ha tenido alguna experiencia de servicio a los demás o de cuidado de la creación que le haya llenado? ¿Cómo puede actuar hoy como servidor y administrador de la tierra?

Miércoles, 1 de marzo

Haz que no busquemos tanto ser consolados como consolar; ser comprendidos como entender; ser amados como amar. Porque es dando como recibimos; es perdonando como somos perdonados; y es muriendo como nacemos a la vida eterna. Amén.
— Oración atribuida a San Francisco

Francisco es uno de los santos más conocidos. Nacido en una rica familia de comerciantes, Francisco se alejó de todo para abrazar una vida de pobreza y servicio. Vivió día a día como el buen samaritano, vendando las heridas de los enfermos y moribundos, alimentando a los hambrientos. Incluso cruzó el frente durante una cruzada para intentar convertir a un gobernante musulmán y, al hacerlo, desarrolló un respeto por el Islam. La compasión y la misericordia de Francisco le hicieron ver a los que sufren y a los de otras confesiones – y, de hecho, a todas las criaturas de Dios- como sus prójimos.

Al considerar el peso de nuestras responsabilidades y tentaciones esta semana, es importante recordar lo que ya hemos aprendido sobre la humildad. Como nos recuerda Francisco en su oración, la humildad es un camino hacia el consuelo, la comprensión, el amor, la bendición, el perdón y la vida eterna. Lo que Jesús nos llama a hacer es imposible, pero es a través de Dios que todo lo que estamos llamados a ser es de hecho posible.

Francisco descubrió que a lo largo del camino, cuando buscaba bendecir a los demás, era ese mismo acto el que le bendecía a él a cambio. Cada acción al seguir el camino de amor de Cristo nos lleva más profundamente a la misericordia y la gracia de Dios. Hay algo en el amor al prójimo que nos transforma.

¿Cuándo ha buscado primero escuchar y comprender a otra persona en lugar de decirle lo que piensa? ¿Cuándo ha tendido la mano con amor o compasión y no ha esperado nada a cambio? ¿Qué le ayuda a dejar de lado la amargura o el egoísmo? ¿Cuándo es usted su mejor yo?

Jueves, 2 de Marzo

Porque la creación espera con ansia la revelación de los hijos de Dios; la creación fue sometida a la inutilidad, no por su propia voluntad, sino por la voluntad del que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sea liberada de su esclavitud a la decadencia y obtenga la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
— Romanos 8:19-21

Pablo habla mucho de lo que significa ser prójimo, de cómo las divisiones de cultura, género, nacionalidad, riqueza y esclavitud caen ante la unidad que encontramos como hijos amados de Dios. En este pasaje, la familia de Dios se amplía para incluir no solo a los seres humanos sino a toda la creación.

El amor de Dios está en todo y a través de todo. Todo ser vivo está conectado por esa misma fuente de vida y amor y, por lo tanto, esa misma esperanza en Cristo. De la decadencia y la destrucción en todo el universo surge una nueva vida y una nueva esperanza. Tanto de la hoja en descomposición como de la estrella en explosión surge la materia prima para una nueva vida. Desde el rico abono, hasta el polvo de estrellas, la materia de la creación está lista para nutrir tanto al organismo bebé más pequeño como al sistema solar recién nacido.

Nunca he superado mi fascinación infantil por rescatar insectos. Los amantes de las pequeñas criaturas escurridizas tendemos a encontrarnos. Un erudito y amigo musulmán me enseñó a cuidar las hormigas, porque el Corán nos dice que las hormigas cuidaron una vez a Abraham. Una vez en el seminario, un obispo jubilado se unió a mí para rescatar gusanos de una acera empapada por la lluvia. Ese obispo me enseñó una canción infantil sobre los gusanos mientras los transportábamos uno a uno a un lugar seguro. Los dos llegamos tarde a la capilla ese día. Cuando vuelvo a ver ese momento en mi mente, la risa brota en lo más profundo de mi alma. He dedicado muchos años de mi vida a la enseñanza del cuidado de la creación y a la mejora de las técnicas agrícolas y, sin embargo, sigue siendo el gusano que se retuerce y vuelve a la buena tierra lo que llena mi corazón de alegría.

¿Y si cada ser vivo que encuentra hoy es su prójimo? ¿Y si Dios le da ojos para ver la creación de esa manera? ¿Sería abrumador, alegre, aterrador, esperanzador, desgarrador, tonto? ¡Y quizás mucho más!

Viernes 3 de Marzo

Pero pregunta a los animales, y te enseñarán; a las aves del cielo, y te lo dirán; pregunta a las plantas de la tierra, y te lo enseñarán; y los peces del mar te lo declararán. ¿Quién de ellos no sabe lo que ha hecho la mano del SEÑOR? En su mano está la vida de todo ser vivo, y el aliento de todo ser humano.
— Job 12:7-10

El corazón de mis talleres con pequeños agricultores a lo largo de los años ha sido este pasaje y el versículo del martes del Génesis. A muchos pequeños agricultores, sobre todo en zonas de post- conflicto, les cuesta ver que su trabajo es valioso. Muchos de ellos no tenían la intención de ser agricultores. Fue lo que les quedó cuando fracasaron en otros empeños o el conflicto desarraigó sus vidas y sus sueños. En algunos de los países en los que trabajé, más del 90% de la población se dedica a la agricultura, y la mayoría de la gente experimenta una brecha de hambre entre el momento en que se agotan los alimentos almacenados y la próxima cosecha. La situación es aún peor en las zonas de conflicto, donde el desplazamiento significa dejar atrás los cultivos y los alimentos, y el constante desplazamiento interrumpe la transmisión de los conocimientos agrícolas entre generaciones.

Los agricultores que se reúnen en el estudio de la Biblia, examinando estos pasajes por sí mismos, determinan una y otra vez que el trabajo que realizan como agricultores es honorable ante Dios, el primer llamado de la humanidad. Ven a Dios como el gran agricultor y analizan qué lecciones pueden aprender de sus propios microclimas y ecosistemas para ayudar a que sus cultivos prosperen. He visto a agricultores duplicar sus rendimientos mediante técnicas sencillas que también son buenas para el medio ambiente (como el acolchado en lugar de la quema). La resistencia al clima y el cierre de la brecha del hambre son posibles sin insumos ni cadenas de suministro costosas.

Cuando tengo la tentación de pensar que nada puede impedir que el mundo se vuelva más peligroso y desesperado cada año que pasa, me acuerdo de los pequeños agricultores que he conocido: Aquellos que, por su fe y su valor, y a pesar del hambre y los traumas, encontraron la esperanza para volver a intentarlo, para rezar, para escuchar y para aprender del mundo que les rodea.

¿Quién le inspira a encontrar la esperanza? ¿Qué le ha ayudado a ver su trabajo como valioso y honorable ante Dios? Cuando quiere rendirse, ¿qué le ayuda a continuar? ¿Ha aprendido alguna vez de la creación? ¿Qué puede aprender hoy de su prójimo?

Sábado, 4 de marzo

Por lo tanto, así como la transgresión de un solo hombre llevó a la condenación de todos, el acto de justicia de un solo hombre lleva a la justificación y a la vida de todos. Porque así como por la desobediencia de un solo hombre los muchos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de un solo hombre los muchos serán hechos justos.
— Romanos 5:18-19

La tentación está siempre ante nosotros y, como se lamenta Pablo, “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”. (Romanos 7:19) Y, sin embargo, es desde este lugar aparentemente sin esperanza que encontramos la redención. Nuestro trabajo no es redimirnos a nosotros mismos, tomar decisiones correctas por nuestra propia fuerza, o enderezar de algún modo los errores de Adán y Eva, sino regocijarnos humildemente en la libertad y la salvación que encontramos en Jesús.

Con nuestra identidad arraigada en el amor de Dios por nosotros y en lo que Jesús ha hecho por nosotros, es más fácil encontrar nuestro camino hacia la humildad, y desde un corazón humilde ver las formas en que nos hemos quedado cortos y encontrar el anhelo de vivir nuestras vidas más cerca del sueño de Dios para nosotros y toda la creación.

No somos liberados para que podamos ignorar la responsabilidad que Dios nos ha dado hacia nuestro prójimo y toda la creación. Somos liberados de la identidad de confiar en nuestras propias fuerzas para que podamos regocijarnos en la gracia de Dios que actúa en nosotros. Esa humildad nos ayuda a apartarnos de la tentación y nos capacita para las obras de amor y misericordia.

Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.

Si puede, dedique hoy un tiempo a observar la creación. Ya sea contemplando el mundo a través de una ventana, o dando un paseo, una excursión, nadando, remando, en bicicleta… Tómese un tiempo para observar la cosa más pequeña y la más grande, y todo lo que hay entre ellas. ¿Puede detenerse y rezar? Pídale a Dios que, desde el centro de la creación, le ayude a ver lo que tiene que soltar, lamentar o arrepentirse, y lo que tiene que celebrar, recibir y alegrarse.

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¿Ha adoptado alguna disciplina Cuaresmal este año? ¿Cuál es? ¿Por qué?


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Durante la temporada de Cuaresma, he decidido incorporar un ejercicio de respiración de diez minutos después de mi práctica de escritura en el diario. He encontrado que enfocarme en mi respiración ayuda a calmar mi mente y aumentar mi sentido general de bienestar.

—Miguel E.

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