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2024 Meditaciones de Cuaresma

El Salmo 51:10 dice: "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y pon un espíritu nuevo y recto dentro de mí."

Reflexione sobre su calidad de nuevo en Cristo mientras transita por las Meditaciones de Cuaresma de la Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo, escritas por Miguel Escobar, y descubra nuevas formas en que su fe le guía por el mundo. Utilice este espacio para leer y releer las Meditaciones de Cuaresma semanales.

Meditaciones de Cuaresma: de Semana Santa, Marzo 25-31

LUNES DE SEMANA SANTA, 25 DE MARZO

Porque a los pobres siempre los tienen con ustedes, pero a mí no siempre me tienen.

Juan 12:8

 

Comenzamos la Semana Santa con uno de los textos más provocativos del cristianismo sobre la riqueza y la pobreza, cuando Jesús dice: “a los pobres siempre los tienen con ustedes”.

En los Estados Unidos, esta declaración se ha convertido en una justificación para ignorar las muchas enseñanzas de Jesús sobre ser compasivos y cuidar a los más vulnerables. Muchos señalan esas palabras de Jesús como una forma de justificar la indiferencia ante la pobreza. Pero si miramos más de cerca la historia, vemos un mensaje completamente distinto: en el pasaje, Judas expresa su deseo de reunir dinero para los pobres; pero en realidad, las Escrituras nos dicen que tiene la intención de desviar estos fondos para su propio beneficio. El Evangelio de Juan revela que Judas, el guardián de la bolsa común, está malversando el dinero. La inusual declaración de Jesús impide que Judas aproveche otra oportunidad para robar.

Trágicamente, la corrupción de Judas no es un incidente aislado en la historia del cristianismo: la iglesia está formada por personas imperfectas; existe corrupción y malversación. Esto subraya la necesidad de contar con salvaguardias sólidas y normas transparentes para garantizar que las donaciones para los más vulnerables se utilicen según lo previsto.

 

Lecturas de hoy
Salmo 36:5–11 | Isaías 42:1–9 | Hebreos 9:11–15 | Juan 12:1–11

 

Podría parecer inusual hablar de la transparencia financiera y salvaguardias al comienzo de la Semana Santa. Pero la mayordomía y el cuidado de los pobres están intrínsecamente ligados. La Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo es un buen ejemplo de una organización que ha establecido tales salvaguardias. Como contribuyente a la Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo, contribuyo con total confianza en que mis donaciones a “estos mis hermanos más pequeños” se usan según lo previsto.

 

 

MARTES DE SEMANA SANTA, 26 DE MARZO

Mientras tienen la luz crean en la luz para que sean hijos de luz.

Juan 12:36a

 

A medida que nos acercamos al Viernes Santo, Jesús comienza a recopilar y resumir sus enseñanzas y mensajes con sus seguidores. En el pasaje de Juan de hoy, vuelve a enfatizar la relación única que los cristianos tienen con la muerte: cuando un grano de trigo cae al suelo, lo que parece ser un final es, de hecho, solo el comienzo. Luego imparte un mensaje que se aplica bien a nuestro largo camino juntos en esta Cuaresma: “Aún por un poco de tiempo está la luz entre ustedes. Anden mientras tienen la luz para que no los sorprendan las tinieblas. Porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tienen la luz crean en la luz para que sean hijos de luz”.

Este pasaje muestra el sentido de urgencia de Jesús. Es obvio que Jesús se está refiriendo a su propio tiempo en la tierra cuando dice “a por aún poco de tiempo está la luz entre ustedes”. Sin embargo, creo que sus palabras son, paradójicamente, atemporales y de aplicación universal. Además de la urgencia, habla de la luz como un símbolo de esperanza, humanidad, amor y vida: una llama primordial que representa cómo la humanidad resiste las fuerzas del mal en el mundo.

Nuestro tiempo en la tierra es breve, y el tiempo que pasamos con nuestros seres queridos es poco y valioso. A medida que Jesús se enfrenta a su inminente crucifixión, también comprende las formidables fuerzas que convergen sobre sus seguidores. Mientras estamos en la luz, debemos caminar en ella, avanzando en respuesta al llamado del Evangelio, aun cuando reconozcamos que el día se está por acabar.

 

Lecturas de hoy
Salmo 71:1–14 | Isaías 49:1–7 | 1 Corintios 1:18–31 | Juan 12:20–36

 

Cuando sientes que la oscuridad te está venciendo, ¿cómo puedes volver a la luz? Piensa en un pasaje particular de las Escrituras, una oración o un himno que te acerca a Jesús. Dilo o cántalo hoy.

 

 

MIÉRCOLES DE SEMANA SANTA, 27 DE MARZO

Después del bocado, Satanás entren él. Entonces le dijo Jesús: «Lo que estás haciendo, hazlo pronto».

Juan 13:27

 

El pasaje de hoy del Evangelio de Juan retrata una escena íntima y dramática de dolor y traición. Jesús está cenando con sus amigos íntimos cuando se turba en espíritu y anuncia al grupo que uno de ellos lo traicionará. Luego señala con un pedazo de pan quién será, y sabiendo muy bien lo que está por venir, Jesús le dice a Judas que lleve a cabo su traición rápidamente.

A veces, cuando reflexiono sobre la Última Cena, me imagino la famosa pintura de Leonardo da Vinci que representa a Jesús y sus discípulos, todos sentados a un lado de una mesa muy larga. El retrato de Juan, sin embargo, sugiere algo menos formal y mucho más íntimo.

En este pequeño grupo de amigos, Jesús es capaz de mojar un pedazo de pan, dárselo a Judas y transmitir su mensaje de inmediato. Este grupo de amigos tienen cercanía física y se presenta a Judas como muy cercano. El Evangelio de Juan dice que a Judas se le ha confiado hacer los preparativos para las celebraciones y ofrecer donaciones a los pobres. Aquel a quien se le ha confiado una gran responsabilidad sale del aposento a la noche para llevar a cabo la traición final.

 

Lecturas de hoy
Salmo 70 | Isaías 50:4–9a | Hebreos 12:1–3 | Juan 13:21–32

 

¿Qué está tratando de decirnos aquí el Evangelio de Juan? ¿De qué está tratando de advertirnos el escritor del Evangelio? ¿Cómo puede ser que a veces aquellos que aparentemente están más cerca de Cristo traicionen todo lo que él representa?

 

 

JUEVES SANTO, 28 DE MARZO

De cierto, de cierto les digo que el siervo no es mayor que su ser ni tampoco el apóstol es mayor que el que lo envió. Si saben estas cosas, bienaventurados son si las hacen.

Juan 13:16–17

 

El Jueves Santo vemos a Jesús usando cada parte de su cuerpo para transmitir un solo mensaje: Él y sus seguidores han venido a servir. Después de lavar los pies de los discípulos, Jesús dice: “Si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan” (Juan 13:14-15).

Ya que Jesús menciona su papel como maestro, quiero reflexionar sobre sus métodos de enseñanza. Con frecuencia, Jesús transmite sus mensajes de manera sesgada. Enseña en parábolas, y los cristianos han estado desconcertados sobre sus significados durante siglos. Jesús usa gestos intencionalmente oscuros. Por ejemplo, cuando enfrenta una pregunta muy difícil, Jesús levanta una moneda y proclama: “Por tanto, den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

En contraste, durante la Última Cena, Jesús usa todo el peso de su cuerpo para transmitir un mensaje claro. Utiliza todas las herramientas a su disposición, acciones y palabras dramáticas y simbólicas, para enfatizar su mensaje: aquellos que lo siguen están allí para servir, no para ser servidos. Es crucial para él que sus futuros seguidores no se equivoquen en eso.

Y, sin embargo, seguimos equivocándonos. Es gracioso ver cómo Pedro inmediatamente malinterpreta lo que Jesús estaba tratando de transmitir: primero se niega a que le laven los pies y luego se va al otro extremo y le pide a Jesús que le lave cada parte del cuerpo.

 

Lecturas de hoy
Salmo 116:1,10–17 | Éxodo 12:1–4,(5–10), 11–14 | 1 Corintios 11:23–26 | Juan 13:1–17,31b–35

 

¿En qué medida captamos el mensaje de Jesús sobre la importancia de servir a los demás? ¿Realmente vemos nuestro ministerio como uno de servicio, o estamos atrapados en el papel de esperar a que nos sirvan?

 

 

VIERNES SANTO, 29 DE MARZO

Entonces la criada portera dijo a Pedro: «¿Tú no serás también de los discípulos de ese hombre?». Él dijo: «No lo soy».

Juan 18:17

 

En este Viernes Santo, te invito a reflexionar sobre las imperfecciones de Pedro. Este es el discípulo a quien Jesús llama su roca, y que, con el tiempo, se convierte en “la roca” sobre la que se edifica la iglesia de Jesús. Pero el Evangelio de Juan no presenta a Pedro de forma muy positiva. Algunas de las últimas palabras de Jesús a Pedro son un castigo: “Mete tu espada en la vaina. ¿No he de beber la copa que el Padre me ha dado?” (Juan 18:11).

Es bien sabido que Pedro sigue devotamente a Jesús cuando lo apresan y se lo llevan, pero también salva su propio pellejo al negar tres veces que conocía a Jesús. Cuando arrestan a Jesús, “la roca” no parece un cimiento de granito, sino más a una piedra porosa: es áspera en los bordes y se hunde con facilidad.

¿Por qué el Evangelio de Juan incluye estos detalles vergonzosos sobre Pedro, quien se convierte en quizás el discípulo más importante? Veo estos detalles como un signo de esperanza.

Mostrando a un Pedro imperfecto, la historia nos involucra a todos. El cristianismo no es solo para los heroicos, los muy sabios o los extremadamente valientes. También es una fe para las personas que reaccionan de forma exagerada, que se equivocan con frecuencia y que huyen. El Viernes Santo, Jesús es arrestado y llevado para ser crucificado, y Pedro no cumple con lo que había prometido hacer. Esto es causa de vergüenza, pero es exactamente esta humanidad, plena y complicada, que Jesús redimirá en los días venideros.

 

Lecturas de hoy
Salmo 22 | Isaías 52:13—53:12 | Hebreos 10:16–25 o 4:14–16; 5:7–9 | Juan 18:1—19:42

 

Piensa en tu vida y en tu camino espiritual. ¿En qué ocasiones, como Pedro, no has cumplido con lo que prometiste? ¿Cuándo has sido, como Pedro, una roca para los demás?

 

 

SÁBADO SANTO, 30 DE MARZO

José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su sepulcro nuevo que había labrado en la peña. Luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue.

Mateo 27:59–60

 

Hace aproximadamente un año, el Director General de Salud Pública de los Estados Unidos advirtió sobre una epidemia de soledad. El aislamiento agudo se ha extendido mucho más de lo que se creía, y es tan peligroso o más peligroso para la salud que el tabaquismo y la obesidad. Me encontré pensando en esta epidemia de soledad mientras leía Mateo 27:57-66, que describe a José de Arimatea envolviendo el cuerpo de Jesús en una tela, colocando el cuerpo en una tumba, y haciendo rodar una piedra para cerrar la tumba y alejarse.

Jesús está aislado y encerrado, separado por un muro de piedra fría.

En la tradición cristiana, el Sábado Santo conmemora el momento en que Jesús descendió a las profundidades del infierno. Hace poco vi una pintura cristiana medieval dramática que retrata a Jesús entrando en el infierno a través de la boca abierta de uncocodrilo demoníaco. Sin embargo, como la mayoría de la gente en el siglo XXI, me imagino esta escena de manera algo menos literal. Hoy, cuando Jesús es sepultado, me imagino a Jesús entrando en el infierno de la soledad aguda, descendiendo a las profundidades del aislamiento y el dolor.

La tradición dice que Jesús entra en el infierno para compartir esta experiencia, y para redimirnos y liberarnos del dolor aferrado sobre nuestras vidas. Oremos para que así sea. Hay tanto aislamiento y soledad en nuestro mundo de hoy, y tanto hambre de conexiones genuinas. La Pascua tiene mucho que ver con la gracia de Dios que descubrimos en tener amistades y vivir en comunidad.

 

Lecturas de hoy
Salmo 31:1–4,15–16 | Job 14:1–14 o Lamentaciones 3:1–9,19–24 | 1 Pedro 4:1–8 | Mateo 27:57–66 o Juan 19:38–42

 

Reflexiona sobre cómo las Buenas Nuevas de la Resurrección pueden quitar el aguijón de la soledad. ¿Cómo puedes ser tú las manos y los pies de Cristo en esta obra?

 

 

DÍA DE PASCUA, 31 DE MARZO

María Magdalena fue a dar las noticias a los discípulos: «¡He visto al Señor!».

Juan 20:18

 

Esta es la reflexión final de este recorrido, y quiero terminar diciendo que ha sido un privilegio acompañarlos en el camino durante este tiempo de Cuaresma. Después de haber caminado juntos estos cuarenta días, compartamos ahora la alegría pascual.

Cada Evangelio tiene un relato diferente del momento en que los discípulos descubren la tumba vacía de Jesús. Al leer los cuatro relatos de este año, me llamó la atención la forma en que los ángeles aparecen en los textos. En Juan 20, dos ángeles vestidos de blanco se sientan donde Jesús había estado acostado. En Marcos 16, un ángel aparece como un hombre joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho del interior de la tumba. En Mateo, la tierra tiembla cuando un ángel desciende del cielo para hacer rodar la piedra y sentarse encima. Y en Lucas 24, dos ángeles les declaran a las mujeres que han ido a la tumba que Jesús está vivo.

A veces los ángeles traen palabras de consuelo. En otras historias, simplemente afirman que Jesús ha resucitado. Y en un caso, los ángeles están confundidos: ¿por qué María Magdalena está llorando? ¿No lo sabe? ¡Cristo está vivo y ha resucitado de entre los muertos!

A medida que nos acercamos al final de este tiempo, me tranquiliza la ubicación física de estos ángeles. Los Evangelios nos dicen que estos mensajeros están sentados encima, al lado o justo dentro de la tumba de la muerte. Han venido a anunciar una nueva realidad, y me pregunto si nosotros, como cristianos, no estamos llamados a unirnos a estos ángeles para hacer lo mismo.

Temerosamente, temblando, muy imperfectamente, estamos llamados a sentarnos en lugares oscuros y tenebrosos, y proclamar que aquí la muerte no tiene victoria.

 

Lecturas de hoy
Salmo 118:1–2,14–24 | Hechos 10:34–43 o Isaías 25:6–9 | 1 Corintios 15:1–11 o Hechos 10:34–43 | Juan 20:1–18 o Marcos 16:1–8

 

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Es verdad! El Señor ha resucitado.